Durante varios años trabajé en un pueblo de la rivera del río Cinca, río que separa Huesca de Lérida. Allí cuando se iba de merienda al campo no se hacían chuletas, ni calderetas, menesteres a los que mis muchos años de estancia en tierras manchegas me habían acostumbrado. La "merienda" eran caracoles guisados, unos contundentes kilos de caracoles cogidos unos días antes en las innumerables huertas de la zona, aunque los caracoles más preciados eran los que ellos llamaban "de monte", cogidos en la meseta que forma el desierto de Los Monegros.
Me he animado a escribir esta receta porque todos aquellos que prueban los caracoles guisados de esta manera, me piden la receta y algunos llegan a decir que son los mejores que han probado nunca,también porque no he visto ninguna receta que los guise así.
Los ingredientes han sido:
1 Kg. de caracoles, esta vez de huertas Cántabras
20 cl de aceite de oliva virgen extra
Tres chorizos Asturianos de calidad extra, uno de ellos picante.
Un taco de jamón serrano
Dos cebollas
Tres tomates
Tres cayenas
Romero,tomillo,orégano
Sal
Y ¡un litro entero de Brandy!.
Una vez purgados , limpios y puestos a "correr " uno a uno ( expresión que siempre me divierte y que significa comprobar que están vivos y se quieren escapar )
Se pica la cebolla en trozos pequeños al igual que los chorizos y el jamón, el tomate lo rallo.
Cuando todos estén muertos se sube el nivel del fuego y se rehogan en el aceite durante veinte minutos.
Transcurrido ese tiempo se le añade la cebolla , y a los cinco miutos el tomate. Hay que tener mucho cuidado al remover para no romper los caparazones, ya que eso nos arruinaría el guiso, salamos al gusto
A los diez minutos añadimos el chorizo, el jamón ,las hierbas aromáticas , las cayenas y lo rehogamos todo removiéndolo con cuidado
Después de unos cinco minutos llega el momento estelar y el que puede sorprender más,
añadimos el litro de brandy.
Subimos el fuego para que cueza bien.
Mantenemos así el fuego durante unos cuarenta minutos agitando la cazuela de vez en cuando, hasta que el alcohol se evapore y tengamos suficiente salsa.
Y por fin emplatamos. Recomiendo acompañarlo con mucho pan, vino y buen apetito.